Ruta de las tres cascadas (Anna)

 

Foto: J. Castaño

El pasado domingo 6 de octubre visitamos los paisajes de agua en Anna (Valencia), un itinerario organizado por ANIDA. El agua es fuente de inspiración, nos atrae, nos atrae hasta en forma de riada. Su poder y fuerza a veces es incontrolable. En noviembre de 1864 se produjeron grandes inundaciones catastróficas en la Ribera de Valencia, por el desbordamiento del río Júcar, sus afluentes y ramblas. Vicente Rausell relató la riada en Anna, una inundación que causó varias víctimas entre la población.

"El día 3 de Noviembre (1864), y poco después de anochecer, empezó a cubrirse la atmósfera de pardos nubarrones... Amaneció el día 4 lóbrego y sombrío. El agua que caía era tan abundante que los tejados principiaron a resentirse; el viento reinante, parecido al huracán, azotaba con violencia las paredes de los edificios, envolviéndolos en impetuosos torbellinos que formaba con el aluvión. Las campanas, balanceadas por el huracán, tañían de vez en cuando, como si su clamor anunciara la oración fúnebre de los que iban a sucumbir. Al anochecer, el temporal arreció espantosamente...

La tierra parecía estremecerse al furioso retumbar del trueno, y la lluvia, cada vez más fuerte y copiosa, se asemejaba a otro nuevo y espantoso diluvio... La madre buscaba al hijo, el hermano al hermano, los hijos a sus padres. No parecía sino que se acercaba el fin del mundo en aquella infausta noche, y muchos subidos en los tejados de sus casas esperaban temblando la ola que les sepultara para siempre en el abismo. Un gran número de árboles corpulentos arrancados a cuajo, flotaban sobre la corriente, y muchas caballerías nadaban tratando instintivamente de salvarse del turbio remolino que las impelía con rapidez.

... pero al llegar el día, cuando los afligidos labradores levantaban los ojos al cielo en acción de gracias porque les había salvado la vida, presenciaron el espectáculo más triste y desconsolador que podía ofrecerse a su vista después del de la muerte, el de sus fértiles campos convertidos en desierto de arena, sin árboles ni frutos, yermos y devastados. Solo en el término de Anna ocho fabricas de paños, cinco batanes y tres molinos harineros fueron arrastrados por las aguas".








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