Los Barrancos, de grandes surcos y cárcavas que desaguan en sendas ramblas del Font y de la Parra, tributarias del río Chicamo, es un paraje árido, singular, de gran interés geológico. Hoy, pisando sobre suelos frágiles y arcillosos, entre sedimentos, margas y limos, hemos fisgoneado en el corazón de este lugar tan fotogénico. Un paisaje de mucho sol y poca lluvia, desértico, pero de una belleza extraordinaria. Los escasos chaparrones y aguas torrenciales han ido erosionando y moldeando cada recoveco y montículo de este rincón a lo largo del tiempo. Aquí hay que llegar sin prisas, y dejarse llevar.
Pese a estas condiciones tan hostiles, la vida sigue, se desarrolla con plantas adaptadas al terreno como la Anabasis articulata y el collejón de los Garres una subespecie de Moricandia moricandioides endémica de la la Región de Murcia. Se deja caer y se cita el camachuelo trompetero un ave originaria de zonas áridas del norte de África que está colonizando el sureste de la Península Ibérica.
Los Barrancos, Mahoya - Abanilla (Murcia), 13 de diciembre de 2020.
Camachuelo trompetero.
Imagen: avesnatura.blogspot.com.
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