24 de agosto de 2018

Estación de Canfranc


La Estación Internacional de Canfranc, encajonada entre laderas del Pirineo aragonés y situada muy cerca de la frontera con Francia, fue testigo durante la II Guerra Mundial de la huida de numerosos judíos procedentes de la Francia ocupada por los nazis. El apeadero fue un hervidero de espías, funcionarios, oficiales de la Gestapo, miembros de la resistencia, refugiados judíos, etc., y oro, mucho oro del expolio nazi, que se dirigía a Lisboa y de allí al nuevo mundo. Sobre el andén francés, donde ondeaba la bandera nazi, fueron detenidos muchos judíos, siendo devueltos al horror de los campos de concentración. Otros muchos lograron huir, en algunos casos ayudados por lugareños a través de pasos fronterizos.

La estación internacional, declarada Bién de Interés Cultural por su gran valor arquitectónico e histórico, fue inaugurada en 1928 por Alfonso XIII y el Presidente de la República Francesa Gaston Doumerge. El complejo ferroviario, con unas medidas de 241 m de andén, 12,5 de m anchura, 75 puertas por cada lado y tantas ventanas como días tiene el año, era el segundo más importante de Europa en el primer tercio del siglo XX trás la estación alemana de Leizpig.

Las visitas son guiadas, en grupos reducidos, hay que reservar con antelación

Estación de Canfranc (Huesca), 8 de agosto de 2018.










Ciudadela de Jaca (siglos XVI-XVII), declarada Bién de Interés Cultural con la categoría de Monumento. 

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