Morella, pueblo con encanto medieval, enclave privilegiado, murallas centenarias, calles porticadas, casas solariegas y un imponente castillo testigo de las guerras carlistas.
Morella (Castellón), 21 de julio de 2016
Andurreando por el Parque de la Avenida de la Feria (El Cespín), una de las zonas verdes urbanas de mayor extensión de Yecla, una válvula de escape para desconectar un ratico. Como decía Félix Rodríguez de la Fuente "...los pájaros cantores nos enseñarán a conocer el lenguaje de la naturaleza..." Cormorán grande Mosquitero común Curruca capirotada Papamoscas cerrojillo Mirlo común Paloma torcaz Golondrina común Picogordo común Lavandera blanca Andarríos chico Gorrión común Mosquitero ibérico ? Petirrojo europeo Jilguero europeo Lavandera cascadeña Urraca común Verderón común Serín verdecillo Papamoscas gris Araña cangrejo Runcinia grammica ? Araña cangrejo (Thomisus onostus) Cigüeña Cercanías de Parque del Cespín
De ruta por la Jacetania oscense (viejo Aragón) visitamos Ansó, con sus típicas calles empedradas, casonas de piedra y balconadas, el valle de Zuriza, Siresa y la selva de Oza, al final del valle de Hecho. Hacia el oeste el valle del Roncal (Navarra), llegando al interesante hayedo de Mata de Haya. Hacia el sur, en el Prepirineo, el monumento natural de los mallos de Riglos y el impresionante castillo de Loarre alzándose sobre la Hoya de Huesca. Agosto de 2025. Fotos: C. Lara & Maite Mallos de Riglos Espectacular paraje con unas imponentes formaciones de conglomerados, de color rojizo, declaradas Monumento Natural, que se elevan hasta 300 metros de altura junto al pueblo de Riglos. Durante nuestra visita los buitres, muy numerosos, volaban constantemente sobre sus cimas redondeadas. Viajando por los valles occidentales del Pirineo oscense apareció esta arrogante figura, que los antiguos elevaron a la categoría de Dios, desvaneciéndose lentamente entre montañas. Ansó...
Fotografía: Atlas de los Mamíferos de Yecla Monte Arabí. Apuntes sobre el gato montés ( Felis silvestris ) en el noroeste de Yecla y zonas limítrofes. En el año 1989 ingresé como socio en ANIDA (Asociación Naturalista para la Investigación y Defensa del Altiplano), en aquellos momentos el conocimiento de los mamíferos carnívoros en Yecla era muy escaso. Fue por aquel entonces cuando empecé a interesarme especialmente por el lince ibérico, además del resto de mamíferos carnívoros que, esquivos y nocturnos, deambulaban por nuestros parajes naturales.
Si bien en parques y jardines las ardillas (Sciurus vulgaris) son muy sociables, en el monte (entre pinares) se muestran muy huidizas y escurridizas. Al menor ruido huyen con rapidez trepando entre los árboles. Cuando se encuentran a salvo -a veces- se paran y miran al observador. No cabe duda de que su aspecto -inconfundible-, con pelaje rojizo, extensa cola y largas orejas le confieren un carácter simpático. A principios de los años 90 del siglo pasado se detectaron los primeros ejemplares de ardilla roja en el norte Yecla, en el entorno de los Montes de Tobarrillas. La llegada de los primeros ejemplares se produjo probablente desde los pinares de Almansa. A partir de entonces se han expandido por la totalidad del término municipal, apareciendo tambien en sitios arbolados periurbanos. En algunas ocasiones algunos ejemplares se adentran dentro del propio casco urbano, hasta el punto de que una vez encontré un ejemplar deambulando por la acera de mi calle al salir por la pu...
Las Moratillas es un paraje poco conocido y poco visitado, sin embargo, este enclave natural semiárido y de espesos espartizales, presenta aspectos muy interesantes, como estampas y pasajes del paisaje geologico exquisitos, de indudable interés. Sobre sus cornisas reina el Búho real. A piedemonte, por la cara sur de este alargado conjunto montañoso, transcurre la Cañada Real de los Serranos. En el paraje del Pulpillo la vereda de los Serranos, en su cruce con el Cordel del Pozuelo, dispone de un abrevadero concejil y balsa.
Tras visitar la Cueva de Bolumini en 2014, haciendo senderismo por Alfafara (Alicante), revisamos notas y apuntes de la cavidad publicadas en internet, llamándonos la atención una pequeña figura esquemática que allí se encontró. Se llama en jerga arqueológica ídolo. Estas figurillas de apariencia misteriosa son ciertamente fascinantes, pueden ser ídolos oculados, antropomorfos, en forma de placa, etc. De simbología probablemente espiritual, el uso generalizado de estas pequeñas figuras se generalizó en la parte meridional de la península ibérica durante el Neolítico final y el Cacolítico, IV y III milenio a. C.
Hoy, un grupo de 21 personas han paseado por "Los Algezares, paraje muy cercano a Yecla donde predominan yesos y arcillas rojas y grises, que le dan un característico color y textura. No hace demasiado tiempo en este diapiro salino triásico existían, como lugares de recreo, los baños de la Fuente la Negra y de la Fuente Álamo.
Una de las cuestiones más recurrentes que me han planteado a lo largo de estos últimos años ha sido si en Yecla, alguna vez, estuvo presente el lince ibérico, curiosidad que persiste a día de hoy como consecuencia de la reciente publicación del Atlas de Mamíferos de Yecla por parte de ANIDA (Asociación Naturalista para la Investigación y Defensa del Altiplano), de la que soy socio desde 1989. La pregunta es difícil de contestar o matizar en pocas palabras, voy a tratar de sintetizar la respuesta mostrando algunos antecedentes.
Perdidas en el llano cerealista, entre cultivos, eriales, antiguas casas de labor destartaladas y rodaduras de carros talladas y fosilizadas en la roca, donde serpentean cordeles y viejos caminos, entre el verde del sembrado en primavera y el gris de otoño, allí en la lejanía, en la soledad de la estepa, sobre las huellas del pasado, aletean (cada vez menos) avutardas, sisones, gangas, ortegas, alcaravanes, cernícalos primillas, aguiluchos, etc., sobre un paisaje rural semiárido, pero de gran valor, cuidémoslo. La ZEPA de Yecla está incluidas en el área importante para las aves n° 182 Pétrola - Almansa - Yecla.
El monte Arabí -lugar que tanto he visitado- es un tesoro, un museo al aire libre. Un cerro testigo que brilla con luz propia emergiendo desde la llanura circundante. Lo quieren adornar de misterios y leyendas, pero lo único mágico que tiene el monte Arabí son su valores paisajísticos, naturales y arqueológicos. El cerro, forjado por la providencia y los agentes atmosféricos, guarda en cada esquina una sorpresa tallada en la roca. A cada paso que das por sus entrañas se acentúa el hechizo. Definitivamente el Arabí seduce, te atrapa. C. Lara.