Las Cabezuelas
Las Cabezuelas están prácticamente desprovistas de vegetación arbórea, domina el esparto y el romero. El paisaje es por tanto especialmente árido, de laderas grises, desnudas y pedregosas, en contraste con los campos de cereales, viñedos y olivos de los alrededores.
Abundan por este paraje los conejos, decía el historiador romano Plinio de ellos: " ...Al género de las liebres pertenecen también los animales que en Hispania se llaman cuniculi. Su fecundidad es extraordinaria y siembran el hambre en las islas Baliaris destrozando las cosechas. Los conejillos sacados del vientre de su madre o tomados en la época de lactancia sin vaciarles el vientre, son tenidos como un bocado gratísimo. Se les llaman laurices". " Es cosa cierta que los baliaricos pidieron al divino Augustus un auxilio militar para evitar su multiplicación. La viverra - se refiere a los hurones- se aprecia mucho en la caza de ellos; se le introduce en sus madrigueras, que tienen varias bocas, y les obliga a salir fuera, donde son capturados". "Hay ejemplos no menos admirables de destrucciones causadas incluso por animales despreciables por su insignificancia; cuenta M. Varro que en Hispania fue socavado un oppidim -asentamiento fortificado- por los conejos".
Junto a la Rambla de los Pinos sobreviven a fecha de hoy cinco pinos piñoneros (Pinus pinea), de tamaño medio y de una edad, parece ser, de unos cien años. Algunos ejemplares se han caído quizás por la acción del viento al secarse previamente. De acuerdo con la información publicada en el Mapa Ecológico de Yecla, esta parcela se encontraba en cultivo en 1956 y tenía unos doce ejemplares de pino piñonero.
Las Cabezuelas
El vértice geodésico nº 84546 de Las Cabezuelas fue construido el 02 de julio de 1982, con una altura de 1,40 m. y 1 m. de ancho sobre el pilar con centrado forzado, y situado a una altitud sobre el nivel del mar de 678,681 m.
Curiosa sima cercana al punto geodésico. Los procesos erosivos sobre el suelo calizo, la dispersión de semillas por las aves y la sombra y humedad contenida en este socavón, han hecho posible que crezca esta higuera entre un mar de espartizales. En la España del siglo primero de nuestra era los higos secos más estimados se guardaban en cajas. Los mejores y más grandes, según Plinio, se producen en Ebusus y luego entre los marrucini.
Vista de la Sierra de la Lácera y Peñón Grande (Caudete) desde las cercanías del Collado de Merquizo, prolongación natural de Las Cabezuelas y la Cuerda del Patojo
Cercano al Camino de la Briegadiela se encontró, hace ya más de 35 años, a unos tres kilómetros de Yecla, un triente de oro del Rey Sisenando, de época visigoda. En el anverso se lee "SISENANDUS REX" y en el reverso "TOLETO PIUS". La moneda fue acuñada en Toledo, Sisenando moriría en Sevilla en el año 636. Fuente: Triente de oro de Sisenando en la provincia de Aurariola. Antonio Gómez Villa & Martín Azorín Cantó.
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