Cañada de Madroñas y del Enebral
Nos hemos acercado a la Sierra Salinas, en el término municipal de Villena, por la Cañada de Madroñas y la del Enebral. Hoy la niebla inundaba el pinar de repoblación, resáltandolo si cabe más. En pequeñas vaguadas húmedas y sombrías, llena de musgos, despegan colores intensos como el fruto del madroño y las hojas amarillentas del quejigo (solo hemos visto uno), que poco a poco va desnudando su aspecto. Madroños, quejigos y encinas formarían antaño un bosque de aspecto selvático, ahora solo son reliquias del pasado. Antiguallas también son los dos pequeños pozos de nieve que hemos encontrado en el recorrido.
El hielo se a utilizado a lo largo de la historia con fines medicinales, para conservar alimentos y para consumo de bebidas frías y helados. Los neveros son conocidos también desde la Antigüedad clásica, pero su gran desarrollo tuvo lugar entre los siglos XVI y XVII. En el siglo XX, con la producción de barras de hielo industrial y la progresiva aparición de los frigoríficos domésticos, los antiguos neveros cayeron en desuso
Tras las últimas nevadas se recogía la nieve, depositándola en estos neveros o pozos, también llamados ventisqueros o cavas, para que la nieve se hiciera hielo. La nieve se pisaba para compactarla en diferentes capas, separadas por helechos, pinocha, etc., para evitar su descongelación, finalmente la capa superior se cubría con paja, piedras o ramas. Al llegar el estío se cortaba el hielo en bloques y se transportaba en mulas, burros o caballos hasta los pozos o almacenes de los pueblos cercanos.
Sierra Salinas (Villena), 21 de noviembre de 2021.
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