Invierno en Estado de Alarma IV

 

Comenzamos el 2021 pajareando por el término municipal de Yecla. Sobre un frío intenso y un viento gélido del norte destaca, allá en la llanura, en la estepa, la avutarda, el ave más voluminosa de la península ibérica, una joya ornotológica. En enero muchas especies siguen en celo, coma la cabra montés. Algunas aves se agrupan en dormideros para pasar la noche. En cuevas, oquedades y madrigueras duermen murciélagos y lirones. Pese a todo, pese al frío y alguna que otra pequeña nevada, florecen algunos árboles y hierbas. Al caer la noche, en la profundidad del bosque quizás escuches todavía los maullidos del gato montés y gineta en celo.

Yecla, 01-03 de enero de 2021.

Fotos: Mayte M-Q, I. Díaz, J.R. Díaz, C. Lara.

Megalitismo

Dolmen de Menga.

Sepulcro de corredor cubierto con un gran túmulo. Monumento Nacional. Antequera (Málaga).

En sentido literal podemos encontrar estructuras megalíticas, es decir construidas con grandes bloques de piedras, por todo el mundo. Habitualmente el megalitismo aparece relacionado con un fenómeno cultural con epicentro y foco en el Mediterráneo occidental y la Europa occidental, especialmente en su fachada atlántica: Portugal, España, Francia, Irlanda y oeste de Inglaterra. Se estima que hay cerca de 20.000 megalitos en la Península Ibérica y Baleares, fechados entre el Neolítico y la Edad del Bronce. Hasta hace poco se consideraba que el megalitismo en la Región de Murcia estaba ausente, sin embargo, a fecha de 2017, los megalitos inventariados son: 10 dólmenes, 1 menhir, 1 tholo, 6 cistas, 46 sepulcros, 5 cuevas y 1 oquedad.

Los Barrancos (Abanilla)

 

Los Barrancos, de grandes surcos y cárcavas que desaguan en sendas ramblas del Font y de la Parra, tributarias del río Chicamo, es un paraje árido, singular, de gran interés geológico. Hoy, pisando sobre suelos frágiles y arcillosos, entre sedimentos, margas y limos, hemos fisgoneado en el corazón de este lugar tan fotogénico. Un paisaje de mucho sol y poca lluvia, desértico, pero de una belleza extraordinaria. Los escasos chaparrones y aguas torrenciales han ido erosionando y moldeando cada recoveco y montículo de este rincón a lo largo del tiempo. Aquí hay que llegar sin prisas, y dejarse llevar.