3 de noviembre de 2018

La casa de los tesoros


A lo lejos casas de piedra y ventanas marchitas, ribazos de amapolas y la soledad del horizonte. Ya no hay segadores con guadaña, quizás la silueta de un pastor entre nubarrones de polvo. Aunque en las ruinas del campo no se oye mada más que la chicharra, sobre sus muros y tejados mugrientos merodean glondrinas dáuricas, palomas, cernícalos, mochuelos, lechuzas, etc., un pequeño oasis de naturaleza.

Los paisajes de campo, donde ondean ruinas, muros y tejados mugrientos, retienen el pasado. Hay quiénes se dedican a profanar esa memoria colectiva depositando escombros, váteres y hasta neveras. Son "furtivos" de la basura y amigos del espacio ajeno, una especie en expansión. 


















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